viernes, 6 de abril de 2012

Orillas del Loira

Liré, departamento de Maine y Loira, en la región de Países del Loira, es una pequeña localidad situada en las cercanías del Loira, en su margen izquierdo, a la altura de Ancenis y su admirable puente colgante. El núcleo principal de la población está dispuesto en la ladera de una colina en cuya cumbre se encuentran las ruinas del castillo de la Turmelière, donde nació Joachim du Bellay,

y el nuevo castillo (el tercero, en realidad, ya que del segundo solo queda la entrada), de finales del siglo XIX

La vista es espléndida desde lo alto de la colina, y el emplazamiento de Liré es innegablemente encantador, pero fuera de la curiosidad de visitar los pobres vestigios que fueron la residencia de Du Bellay, Liré no ofrece ninguna otra cosa de interés, salvo, y es muchísimo, la calma y el silencio que ofrecen las calles de su núcleo urbano o de las nuevas (y feas) edificaciones residenciales de los alrededores, tranquilidad que el mismo Joachim du Bellay ya evocaba en uno de sus más conocidos sonetos, del que improviso una traducción:

Heureux qui, comme Ulysse, a fait un beau voyage,
Ou comme cestuy-là qui conquit la toison,
Et puis est retourné, plein d'usage et raison,
Vivre entre ses parents le reste de son âge!

Quand reverrai-je, hélas, de mon petit village
Fumer la cheminée, et en quelle saison
Reverrai-je le clos de ma pauvre maison,
Qui m'est une province, et beaucoup davantage?

Plus me plaît le séjour qu'ont bâti mes aïeux,
Que des palais Romains le front audacieux,
Plus que le marbre dur me plaît l'ardoise fine,

Plus mon Loir gaulois, que le Tibre latin,
Plus mon petit Liré, que le mont Palatin,
Et plus que l'air marin la doulceur angevine.
Joachim du Bellay, Les Regrets

¡Feliz quien, como Ulises, ha hecho un largo viaje,
o como aquél que ganó el vellocino,
ha regresado luego, sabio y con experiencia,
a vivir con los suyos el resto de sus días!

¿Cuándo veré de nuevo humear la chimenea
de mi pequeño pueblo, y qué estación será
que contemple el jardín de mi pequeña casa,
que para mí es un reino, y mucho más?

Amo más la morada que alzaron mis mayores
que los solemnes muros de palacios romanos;
más que el sólido mármol la arcilla delgada,

más mi Loira francés que el Tíber italiano,
más mi simple Liré que el monte Palatino,
más que el aire marino la dulzura de Anjou.

Liré esconde, de todas formas, otros atractivos, solo observables si la estancia se prolonga lo suficiente como para conocer a sus moradores, verdadero tesoro del lugar. No hay felicidad semejante a la de intercambiar unas palabras con madame D., cuando nos la cruzamos camino de la panadería, siempre sonriente y amable, o con M., la habilidosa y simpática repostera de la misma panadería, una muchacha oriental entre cuyas manos florecen los más originales y exquisitos dulces imaginables, o con B., un joven atento y sencillo dispuesto siempre a la ayuda desinteresada, o los Bor, una curiosa pareja que... pero los Bor merecen que me refiera a ellos con más detenimiento. Otro día será.

2 comentarios:

Blancaneus dijo...

¿No hay nada como volver a casa?
Sí, antes de salir hacia ese viaje.

Ramón Sanz dijo...

A veces, no hay una casa donde volver.